En la última década se ha producido un constante incremento de los desplazamientos forzosos debido a persecuciones, conflictos, violencia generalizada, violaciones de los derechos humanos y otros sucesos que afectan a la seguridad pública y la estabilidad. El año 2022 no fue una excepción, con el mayor aumento de desplazados jamás registrado en un solo año. A finales de 2022, hubo 108,4 millones de desplazados forzosos en todo el mundo, de los cuales 35,5 millones eran refugiados; 5,4 millones solicitantes de asilo; 62,5 millones desplazados internos y otros 5,2 millones necesitaban protección internacional.
La mayoría abrumadora de los refugiados proviene de 10 naciones, con más de la mitad de ellos originarios de Siria, Ucrania y Afganistán. Entre los desplazados involuntarios fuera de sus fronteras, el 70% encuentra refugio en naciones limítrofes, principalmente en naciones con ingresos bajos o medios; Turquía, Irán y Colombia lideran en términos de proporción, mientras que Aruba, Líbano, Curazao y Jordania son líderes en cuanto al número absoluto en relación con su población nativa.
Una serie compleja de factores contribuyó al considerable incremento en el número de nuevos desplazamientos en el año 2022, que incluye la aparición de conflictos tanto nuevos como persistentes, eventos climáticos extremos, los efectos residuales de la pandemia de COVID-19 y el aumento en los costos de energía y materias primas como resultado de la pandemia y la invasión rusa en Ucrania. Específicamente, la invasión de Ucrania generó una de las crisis de desplazamiento más vertiginosas y extensas desde la Segunda Guerra Mundial, con 5,9 millones de ucranianos desplazados internamente y 5,7 millones de refugiados a finales de 2022. Otros 4,4 millones huyeron de distintos países como Afganistán y Venezuela, y las solicitudes de asilo aumentaron en un 30% en comparación con los niveles previos a la pandemia. En relación a los desplazamientos internos, conflictos armados y violencia en naciones como Myanmar, Mozambique, Etiopía, República Democrática del Congo, Somalia y Sudán forzaron a 28 millones de personas a convertirse en desplazados internos.
Los conflictos nuevos y continuos en el año 2023 indican que es probable que esta tendencia continúe. Los enfrentamientos armados, las inundaciones y la sequía han forzado a cerca de 1 millón de personas a huir de Somalia, mientras que el inicio del conflicto en Sudán en abril se suma a la grave inseguridad alimentaria y al desplazamiento que ya afectaba a una gran parte de la población, resultando en 1,2 millones de personas desplazadas internamente y casi 380.000 refugiados en el extranjero en el primer mes del conflicto. Además, los desplazamientos internos siguen aumentando en naciones como Myanmar y la República Democrática del Congo, donde los conflictos, la persecución y la agitación política continúan siendo persistentes.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) considera que las soluciones más sostenibles para las personas desplazadas involuntariamente son la repatriación voluntaria, la integración en la comunidad local y el reasentamiento en un tercer país. Muchos de los desplazados desean regresar a sus hogares una vez que se resuelvan las crisis que los obligaron a huir. En el año 2022, esta posibilidad se hizo realidad para 5,9 millones de desplazados internos y 340.000 refugiados. Sin embargo, para la gran mayoría, regresar a sus hogares no es una opción segura ni viable. De los 1,5 millones de desplazados identificados por el ACNUR como necesitados de reasentamiento en un tercer país, solo 114.000 lograron ser reasentados en 2022. Otros 3,8 millones, la mayoría de ellos ucranianos, recibieron protección temporal en países de acogida, mientras que 300.000 fueron reconocidos como refugiados en grupo en naciones como Sudán del Sur, la República Democrática del Congo y Mali. A pesar de estos esfuerzos, al final del año, 5,4 millones de solicitantes de asilo aún esperaban la resolución de sus solicitudes, y se observó un aumento significativo en los retrasos en países como Canadá, Costa Rica, México, el Reino Unido y Estados Unidos.
Estas cifras demuestran que la repatriación y el reasentamiento continúan siendo viables solo para una minoría de personas desplazadas involuntariamente. La integración en las comunidades locales sigue siendo una opción potencial tanto para las personas desplazadas dentro de sus propios países como para las que se encuentran fuera de ellos. Sin embargo, para que esta integración sea efectiva, es fundamental que los gobiernos y las comunidades anfitrionas protejan activamente los derechos de las personas desplazadas. Esto implica permitirles acceder a servicios públicos, participar plenamente en la vida económica, política y social de su país de acogida, y proporcionarles un entorno de estabilidad a largo plazo.
«Estas cifras nos muestran que algunas personas se precipitan demasiado en los conflictos y son demasiado lentas a la hora de encontrar soluciones. La consecuencia es la devastación, el desplazamiento y la angustia de cada uno de los millones de personas desarraigadas por la fuerza de sus hogares.» [Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados].
Para más información, consulte el informe del ACNUR Tendencias globales: Desplazamiento forzado en 2022 https://www.acnur.org/tendencias-globales-de-desplazamiento-forzado-en-2022
[Traducido del inglés]
29 de septiembre de 2023