El asentamiento de refugiados más grande del mundo se encuentra en Bangladesh.
Hace más de 40 años que los rohinyás tuvieron que huir de Birmania debido a la persecución sufrida debido a su etnia.
La historia se repitió, en agosto de 2017, debido al aumento de la violencia que aconteció hacia los rohinyás en Myanmar por las acciones violentas militares, lo que provocó que más de medio millón de personas, entre ellos miles de niños hambrientos y agotados, tuvieran que huir y permanecer escondidos en barcos en el mar de la Bahía de Bengala y en la selva de Bangladesh sobreviviendo en condiciones de apátridas, sumándose a los refugiados que salieron en años anteriores.
Desde entonces, se estima que más de un millón de refugiados rohingya han huido de Myanmar a Cox’s Bazar, Bangladesh, requiriendo de la asistencia de organizaciones humanitarias.
El campamento lo componen 33 campamentos en Cox’s Bazar y se estima que cada minuto, llegan al campo unas 10 personas llegando éste a acoger a más de un millón de refugiados, caracterizándose por ser el asentamiento de refugiados más grande del mundo.
Desde 2017, la comunidad humanitaria, entre ellas ACNUR, ha colaborado estrechamente con el Gobierno de Bangladesh para cooperar y mejorar las precarias condiciones de la vida que estas personas están sufriendo debido al gran desplazamiento, en especial niños y mujeres, los cuales suponen un 75% de la población refugiada. El objetivo es protegerlos de las vulnerabilidades y riesgos que puedan correr, entre ellos los humanos, expuestos a abusos y violencia de género al igual que a los climatológicos. Dentro del campamento, existe una alta probabilidad de fuertes lluvias, inundaciones, e incendios pudiendo quedar gran parte destruido debido a la pobreza en la construcción de los materiales que componen los albergues. También es latente, la amenaza constante a contraer enfermedades debidas al cambio climático y a las transmitidas por el agua, como la hepatitis, la diarrea, el dengue, etc…
ACNUR intenta satisfacer las necesidades humanitarias contribuyendo con alimentos, educación, asistencia médica y el fomento de la conciencia ambiental en momentos de catástrofe.
La asistencia internacional es decisiva para proteger la vida de los refugiados.
En el campamento 5 de refugiados rohingya en Cox’s Bazar, Bangladesh, el 7 de enero de 2024, se produjo un devastador incendio dejando sin hogar y sin centros de aprendizaje, a más de 4.200 niños siendo desposeídos de sus pertenencias, incluyendo libros de texto y material escolar, perdiendo su único medio de educación y una fuente vital de esperanza. Los sueños de volver algún día a Myanmar para contribuir al futuro de su patria se quedaron en el incendio.
800 hogares fueron calcinados, 93 refugios quedaron dañados y 11 centros de aprendizaje de UNICEF fueron igualmente afectados, al igual que campamentos adyacentes.
Save the Children realizó un llamamiento a la comunidad internacional para que apoyara el empleo formal a largo plazo, junto a las posibilidades educativas y mejoras de las condiciones de vida para los refugiados rohingya, al igual que el retorno voluntario a Myanmar de los refugiados cuando se produzcan unas condiciones favorables para hacerlo.
Gracias al Banco de desarrollo KFW y a numerosos gobiernos de diferentes países de Occidente fue posible ejecutar un proyecto piloto para que todos los refugiados pudieran acceder a un plan de estudios de Myanmar pudiendo estudiar en Birmano no perdiendo la esperanza de regresar algún día a sus hogares.
La educación en estos campos es un desafío, ya que, según UNICEF, muchos padres se niegan a que sus hijas acudan a la escuela debido a la inseguridad existente. Como alternativa se propuso impartir clases con profesoras en centros educativos cercanos a sus hogares. También se crearon centros de aprendizaje temporales junto a “kits escuela” para ayudarles a recuperarse del impacto y a no perder la esperanza en un futuro mejor.
Eva M. Pérez
26 de febrero de 2024