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Viaje humanitario: Polonia

La semana pasada Andrea, uno de nuestros representantes, fue enviado a Polonia para conocer de primera mano la situación de los refugiados uncranianos que huyen a su país vecino y saber cómo se les puede ayudar, además de enviar dinero a ONGs que apoyan la causa. Con Andrea también se quiso descubrir cuáles son las tareas que pueden hacer los voluntarios una vez allí, en este caso en Polonia, qué actividades se realizan, cómo etc.

Durante una semana nuestro enviado pudo conocer de cerca la situación. El primer destino en el que estuvo y ayudó fue en la ciudad de Cracovia, en donde decidió registrarse como voluntario en el ayuntamiento de la ciudad, debido a que una vez registrado el mismo ayuntamiento es quien te envía y te pone en contacto con la ONG que te haya tocado apoyar, como por ejemplo Cáritas. 

Por desgracia este fue un proceso lento debido a todo el trabajo y voluntarios que llegan, por lo que Andrea decidió contactar por sí mismo con diferentes ONG. Gracias a su iniciativa pudo contactar con el cura Mateo, quién le asignó a un comedor social en el que estaba trabajando la organización mundial World Central Kitchen y Cáritas, en donde distribuían comida a todos los ucranianos necesitados. Él mismo nos aseguró que es comida de buena calidad y que hay voluntarios de todas partes del mundo y con muchas ganas de ayudar en todo lo posible. Al principio de la guerra estaban desbordados, pero poco a poco y gracias a las entidades que están ayudando ahora la organización general ha mejorado mucho.

   

También nos informó que en la plaza de la estación central de trenes Jana Nowaka – Jeziorańskiego, donde se encontraba la carpa del comedor social, había dos carpas más: una que contaba con muchas camas y acogía a los refugiados que aún no tenían donde dormir, y la otra en la que se distribuían sobre todo productos de higiene personal y ropa a todo el que lo necesitara. 

Una de las cosas que más le llamó la atención a Andrea fue el carácter y educación de las ucranianas, ya que él mismo nos contaba que la mayoría son mujeres y niños. Se han mostrado agradecidas todo el tiempo mostrándose cada día un poco más serenas, a pesar de la situación que están viviendo.

Andrea resume su experiencia en Cracovia de la siguiente manera: “Fue una experiencia conmovedora. Por un lado, pude ver a ucranianos que vienen aquí con ansiedad, estrés y pérdida, y por otro lado hay una gran cantidad de ayuda, amor y esperanza esperándoles” (artículo en polaco).

El viernes Andrea pudo visitar la frontera junto a otros dos voluntarios (un chileno-francés y un estadounidense), más concretamente el pueblo de Medyka, en donde pudieron ver a los refugiados cruzando la frontera durante una hora y media. Fue un proceso muy lento debido a todo el trámite logístico que se debe hacer, la mayoría de ellos con maletas pequeñas. Hay ucranianos que no cuentan con pasaporte, por lo que la improvisación de los documentos necesarios es algo habitual y que ralentiza el paso fronterizo. En la misma frontera se encontraban carpas de diferentes ONGs (por ejemplo: Cruz Roja, Unicef, OIM, etc.) en las que se atendía a los refugiados que pasaban la frontera.

   

Desde Medyka, la mayoría de los refugiados son trasladados a la ciudad de Przemyśl, y a partir de allí muchos cogen un tren, bus o suben a coches/furgonetas que incluso los llevan a otros países.

Desde Conexión Creando Puentes esperamos y deseamos que la situación mejore lo antes posible y que más gente se anime a ayudar como voluntarios.

Joanes Tejada Iriarte

24 marzo 2022

 

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