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Migración climática en Filipinas

En Filipinas, más de un millón de personas abandonan el país cada año en busca de oportunidades en el extranjero. Debido a su política de exportación de mano de obra, que se remonta a la dictadura de Marcos en la década de 1970, el gobierno filipino promueve regularmente la migración con fines de empleo como medio para frenar la pobreza y estabilizar la economía. Aunque a menudo no se reconoce oficialmente, el cambio climático también está impulsando la migración en el país, que es uno de los más vulnerables a los impactos de fenómenos meteorológicos extremos como son los supertifones y las sequías severas.

En las zonas rurales, donde el cambio climático afecta fuertemente, la falta de mecanismos de protección y adaptación de las fuentes tradicionales de sustento, como la agricultura, la pesca y la silvicultura, está impulsando la migración interna en el país. Esto es evidente tras las catástrofes climáticas, como se pudo apreciar tras el tifón Haiyan en 2013, donde unos 4,1 millones de personas fueron desplazadas y se vieron obligadas a hacer todo lo posible para enfrentarse a estas dificultades comenzando una nueva vida en otro lugar. Cada año, Filipinas experimenta al menos 16 tifones, que se intensifican y se hacen más frecuentes ante la aceleración del cambio climático. Se prevé que en los próximos años habrá más personas desplazadas que se verán obligadas a buscarse la vida en otra parte, a menos que en la actualidad se realicen intervenciones políticas fundamentales.

En muchos casos, en las familias filipinas, las mujeres son las primeras en buscar oportunidades de empleo en el extranjero. Esto ha llevado a la «feminización» de la migración laboral en Filipinas, ya que las niñeras filipinas se han convertido en una presencia omnipresente en las naciones del Norte Global, incluida España. Esto significa también que las mujeres filipinas deben afrontar simultáneamente los diversos retos de la migración: integrarse en una sociedad extranjera, desempeñar sus funciones profesionales e incluso aprender un nuevo idioma, al tiempo que crían a sus propios hijos y familias mediante mensajes de texto y llamadas a través de Skype. Éstas son sólo algunas de las luchas «invisibles» que soportan muchos emigrantes, pero que son más evidentes para las mujeres que también se enfrentan a la discriminación dondequiera que vivan.

A medida que el mundo se enfrenta a las realidades del cambio climático, proporcionar salvaguardias y protección a los migrantes debe convertirse en una prioridad. Los gobiernos deben reconocer que el cambio climático impulsará el aumento de los refugiados internos y de los migrantes climáticos en todo el mundo. De ahí que los llamamientos a los gobiernos y al sector privado para que intensifiquen la acción climática y eviten un mayor caos climático sea el desafío más urgente de nuestro tiempo.

Alanah Torralba

22 de noviembre de 2022

(Artículo traducido del inglés)

 

[Foto de Alanah Torralba: Los residentes de la ciudad de Tacloban, en Filipinas, huyen de sus casas inmediatamente después del tifón Haiyan en 2013. Unas 6.000 personas murieron y más de 4 millones se vieron desplazadas debido a la catástrofe provocada por el cambio climático].

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